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Acusan de Persecución Política a Funcionario Estatal en Nuevo León6 min read

Blas Escamilla tuvo que salir del recinto del Congreso.
Nuevo León - Justicia Regia

Durante la Glosa del Tercer Informe de Gobierno, un fuerte enfrentamiento se desató en el Congreso de Nuevo León, cuando varias diputadas de la oposición acusaron a funcionarios estatales de ser responsables de una serie de presiones y persecución política contra ellos durante la Legislatura anterior. Este episodio, que ocurrió el 11 de diciembre, tuvo como centro la presencia del Secretario del Trabajo del estado, Federico Rojas, y su equipo de trabajo, quienes fueron señalados de haber orquestado intimidaciones y amenazas a los legisladores opositores.

El clima en la sesión se volvió tenso cuando las diputadas, lideradas por la presidenta del Congreso, Lorena de la Garza, denunciaron que la presencia de Blas Escamilla, director de Inspecciones de la Secretaría del Trabajo, en la sala del Congreso era inaceptable, dado que se le señalaba como parte de las acciones de hostigamiento hacia los opositores. Ante estas acusaciones, Escamilla abandonó la sesión, mientras que el Secretario del Trabajo, Federico Rojas, negó las acusaciones, pero también decidió retirarse del evento.

Las denuncias de persecución política, realizadas en el marco del informe de gobierno, no solo destacaron la figura de Rojas y Escamilla, sino que también pusieron en evidencia las tensiones políticas que han marcado el gobierno de Samuel García, especialmente entre la administración estatal y las fuerzas opositoras dentro del Congreso. Los hechos subrayan las crecientes críticas que el gobierno ha enfrentado respecto al uso de recursos y poder para controlar a sus opositores políticos.

Acusaciones de persecución y presiones

Durante la Glosa del Tercer Informe del gobernador, varios miembros de la oposición hicieron énfasis en las prácticas que, según ellos, fueron utilizadas por el gobierno estatal para silenciar a sus detractores. La denuncia central apuntó a que funcionarios de la Secretaría del Trabajo, bajo la dirección de Federico Rojas, habrían jugado un papel activo en la implementación de una estrategia de persecución política hacia legisladores opositores, utilizando no solo medidas legales, sino también amenazas y presiones directas.

Una de las acusaciones más graves fue la de Perla Villarreal, quien denunció el uso de la Fuerza Civil en actos de intimidación contra ella y otros miembros de la oposición. Según Villarreal, esta utilización de la fuerza pública se convirtió en una herramienta del gobierno para someter a sus críticos y mantener un control sobre las decisiones dentro del Congreso local. A pesar de estas acusaciones, Federico Rojas negó cualquier tipo de implicación en los hechos, calificando los señalamientos como una visión distorsionada y partidista de los eventos. Sin embargo, su presencia en la Glosa y las reacciones de las diputadas mostraron que el conflicto seguía latente.

Por su parte, Lorena de la Garza, presidenta del Congreso, expresó que no podía continuar en la sesión bajo estas circunstancias, ya que consideraba que la presencia de Escamilla, quien fue mencionado como uno de los principales responsables de las presiones, hacía imposible el desarrollo de un ambiente de trabajo imparcial. En su intervención, De la Garza solicitó ser relevada de su cargo como parte de la Directiva, ya que sentía que su integridad y la de sus compañeros legisladores estaba comprometida por la situación.

El impacto en el ambiente político local

El enfrentamiento ocurrido durante la Glosa del Tercer Informe no es un incidente aislado, sino que pone de manifiesto el ambiente de polarización política que atraviesa Nuevo León desde hace meses. Las tensiones entre el gobierno de Samuel García y las fuerzas opositoras han sido una constante, y estos episodios de acusaciones de persecución política reflejan las crecientes divisiones en la administración estatal y la legislatura.

Las acusaciones de abuso de poder por parte de funcionarios del gobierno estatal no solo afectan la relación entre el Ejecutivo y el Congreso, sino que también siembran dudas sobre la transparencia y los mecanismos de control en el uso de los recursos públicos. La denuncia de Villarreal sobre el uso de la Fuerza Civil, por ejemplo, resalta una preocupación creciente en la sociedad sobre la militarización de las funciones de seguridad pública y su posible uso en la lucha política.

Además de las tensiones internas, este tipo de conflictos puede tener un impacto directo en la percepción pública sobre el gobierno de Samuel García. La percepción de que el gobierno emplea tácticas autoritarias para controlar la oposición podría erosionar la confianza de los ciudadanos en las instituciones y en la legitimidad de las decisiones gubernamentales. Si bien el Gobernador ha sido una figura polémica, estos enfrentamientos en el Congreso refuerzan la imagen de un gobierno centralizado que utiliza todos los recursos a su disposición para mantener el control político.

El hecho de que las acusaciones no se limiten a simples disputas políticas, sino que involucren a funcionarios de alto rango y el uso de la fuerza pública, coloca a la administración en una posición delicada. En este contexto, el gobierno deberá responder con medidas claras y transparentes para disipar las dudas y restablecer la confianza en las instituciones locales.

La respuesta del gobierno y la necesidad de transparencia

A pesar de las acusaciones, el gobierno de Nuevo León no ha dado indicios claros de cómo abordará las críticas a las acciones de la Secretaría del Trabajo. El gobernador Samuel García ha evitado emitir comentarios directos sobre el tema en público, lo que ha llevado a muchos a cuestionar si existe una falta de voluntad política para investigar a los responsables de la persecución política denunciada.

En cuanto a la demanda de transparencia, los legisladores opositores han solicitado que se lleve a cabo una investigación exhaustiva sobre el papel que desempeñaron Rojas, Escamilla y otros funcionarios en las presuntas presiones. Las autoridades competentes deberían asegurar que estos señalamientos sean investigados con imparcialidad, garantizando que los ciudadanos de Nuevo León tengan claridad sobre el uso de los recursos públicos y el respeto a los derechos de los opositores.

La falta de respuestas claras o de una postura firme por parte del gobierno frente a estas acusaciones podría agravar aún más la división política en el estado. Para muchos, la única forma de restaurar la confianza en el gobierno es mediante un proceso transparente y abierto, en el que se investigue a fondo el comportamiento de los funcionarios públicos y se tomen las medidas correctivas necesarias.

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