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Cultura, Economía
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Aumenta el Costo del Pan de Muerto y Gastos en Altares4 min read

Las familias mexicanas enfrenten nuevos desafíos para mantener vivas sus tradiciones.
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La celebración del Día de Muertos, una de las tradiciones más queridas y simbólicas de México, este año se verá marcada no solo por la riqueza cultural de los altares y la memoria de quienes ya no están, sino también por un aumento significativo en el costo de los productos y servicios relacionados. Los precios de artículos esenciales para los altares y de alimentos tradicionales como el pan de muerto han experimentado un alza considerable, haciendo que los festejos sean notablemente más caros para las familias mexicanas.

Incremento en el precio del pan de muerto

Uno de los elementos más representativos de esta festividad, el pan de muerto, ha registrado un aumento de precio que alcanza el 20% en comparación con el año pasado. De acuerdo con datos de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), el precio de una pieza de pan de muerto en panaderías de barrio, que el año pasado costaba en promedio $10.00 pesos, este año ha subido a $12.00 pesos. En el caso de los supermercados, la diferencia es aún más evidente: una pieza de pan de muerto que en 2023 tenía un precio aproximado de $20.00 pesos ahora se encuentra en un promedio de $25.00 pesos.

Este incremento puede atribuirse a múltiples factores, tales como el aumento en los costos de insumos básicos como harina, azúcar y mantequilla, que han presionado a las panaderías a ajustar sus precios para hacer frente a los costos de producción. A medida que la inflación afecta los precios de alimentos básicos, productos que tienen una alta demanda durante estas fechas, como el pan de muerto, sufren aumentos más notorios, impactando directamente el bolsillo de los consumidores.

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Alza en el costo de los altares de Día de Muertos

El aumento en los precios no se limita al pan de muerto; el gasto total para instalar un altar de Día de Muertos también ha experimentado una elevación considerable. Según cifras proporcionadas por la ANPEC, este año el costo para poner un altar en casa se ha elevado hasta $1,809 pesos, lo que representa un alza de aproximadamente el 26% en comparación con el año anterior, cuando el costo promedio era de $1,435 pesos.

El desglose de los elementos del altar muestra cómo ha subido cada componente: el gasto en alimentos como frutas, mole, tamales y pozole alcanza ahora un promedio de $486.00 pesos. Otros elementos tradicionales también han aumentado, como el tequila, que se encuentra en $300.00 pesos en promedio, y las flores, cuyo precio llega a los $300.00 pesos. Incluso detalles decorativos, como el papel picado y otros adornos artesanales, representan un gasto significativo de alrededor de $430.00 pesos. A ello se suman otros elementos indispensables como las veladoras, con un costo de $200.00 pesos, la calaverita de azúcar en $30.00 pesos y la sal en $28.00 pesos.

Esta tendencia inflacionaria no solo impacta en el costo de los altares, sino que también afecta la capacidad de muchas familias para mantener viva esta tradición. Para quienes celebran esta fecha con devoción y arraigo, el aumento de precios significa tener que priorizar ciertos elementos o reducir el tamaño de los altares, optando por versiones más sencillas para ajustarse a los nuevos costos.

Visita al panteón: Un gasto adicional

Además del altar en casa, otra tradición importante durante el Día de Muertos es la visita al panteón, donde muchas familias acuden a limpiar y decorar las tumbas de sus seres queridos. Esta actividad implica un gasto adicional que también ha sufrido un incremento en 2023. Dependiendo de la distancia, el transporte hacia el cementerio puede costar entre $200.00 y $300.00 pesos, un gasto que se suma al servicio de limpieza de tumbas, cuyo costo aproximado es de $400.00 pesos.

Para muchas familias, este gasto es parte esencial de la celebración, ya que simboliza el respeto y el cariño hacia sus difuntos. Sin embargo, el aumento en los costos de transporte y servicios en los cementerios podría llevar a algunas familias a buscar alternativas más económicas o a limitar sus visitas. Este factor añade una carga financiera adicional en un contexto donde el costo de vida ha aumentado considerablemente en el último año.

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