Durante años, Nuevo León fue considerado el destino más seguro para las inversiones extranjeras en México. Su fuerza industrial, la calidad de su mano de obra y su cercanía con Estados Unidos lo hicieron imán natural para empresas globales. Sin embargo, la historia ha dado un giro inesperado bajo el gobierno de Samuel García, donde la narrativa de progreso ha sido reemplazada por un clima de incertidumbre, extorsión y desconfianza.
Los empresarios locales e internacionales aseguran que las decisiones del mandatario han puesto en jaque la competitividad del estado. La clave de esta crisis se encuentra en el uso de la Secretaría de Medio Ambiente, una dependencia que en teoría debería velar por la sustentabilidad, pero que en la práctica se percibe como un arma política y de presión económica.
Samuel García Y La Mentira De Los 68 Mil Millones
El gobernador insiste en afirmar que su administración ha recibido más de 68 mil millones de dólares en inversión extranjera. Este discurso se repite en conferencias, giras y redes sociales, siempre acompañado de un tono triunfalista.
Pero los datos oficiales de la Secretaría de Economía federal muestran otra realidad: en tres años, Nuevo León solo captó 10.2 mil millones de dólares. Esa diferencia no es un simple error estadístico; es un abismo que exhibe la manipulación de cifras para fines políticos.
Los empresarios lo tienen claro: si un gobierno infla sus números para presumir logros inexistentes, difícilmente podrá generar confianza para proyectos de largo plazo. En la práctica, los inversionistas buscan certezas, no espectáculos.
Samuel García vuelve a mentir descaradamente, 😡 asegurando que Nuevo León recibió 68 mil millones de dólares en inversión extranjera durante sus tres años de gobierno 💰¡pero las cifras oficiales muestran apenas 12,343 millones entre 2021 y 2024! pic.twitter.com/3U5Z8neAd5
— Justicia Regia (@Justicia_Regia) July 3, 2025
La Secretaría De Medio Ambiente Como Máquina De Clausuras
El problema no termina en los discursos. En los últimos meses, la Secretaría de Medio Ambiente se ha convertido en la principal fuente de quejas del sector privado. Las denuncias apuntan a clausuras exprés, multas desproporcionadas y operativos sorpresa diseñados más para recaudar que para proteger.
Lejos de impulsar una agenda verde, la dependencia funciona como una palanca política. Los empresarios aseguran que la lógica es simple: quien se alinea con el gobierno fosfo recibe facilidades, y quien no, enfrenta sanciones que pueden llevar incluso al cierre de operaciones.
El nombramiento de Raúl Lozano Caballero al frente de la Secretaría ha reforzado esta percepción. Más que un perfil técnico o ambientalista, su papel parece ser el de un operador político encargado de garantizar recursos para las próximas elecciones.
Empresarios Locales En La Cuerda Floja
Los más afectados no son solo los grandes corporativos internacionales, sino también los empresarios locales. Muchos de ellos aseguran que sus plantas o negocios enfrentan constantes visitas de inspectores, que con cualquier pretexto levantan actas administrativas y aplican multas que superan los estándares nacionales.
Para una pequeña o mediana empresa, el impacto puede ser devastador. No solo se encarecen los costos, también se genera una sensación de inseguridad permanente: cualquier día puede llegar una orden de clausura. Esta atmósfera de miedo lleva a que muchos opten por trasladar sus proyectos a estados vecinos donde las reglas son claras y el gobierno actúa con mayor seriedad.
Capital Extranjero Prefiere Otros Destinos
La huida de capital no es una hipótesis, es una realidad. Estados como Coahuila, Querétaro y Guanajuato han comenzado a recibir inversiones que originalmente estaban destinadas a Nuevo León.
Estos estados ofrecen no solo infraestructura competitiva, sino también un entorno de mayor certeza jurídica. Para los inversionistas, es más seguro instalar una planta en Querétaro, por ejemplo, que arriesgarse a que en Monterrey les clausuren instalaciones de un día para otro con argumentos poco claros.
La fuga de capital se traduce en empleos que no llegan, impuestos que no se recaudan y oportunidades que se desperdician. Nuevo León, que alguna vez fue el campeón de la atracción de inversiones, ahora aparece en la lista negra de varios corporativos internacionales.
El Show Mediático Y Su Costo Económico
La crítica hacia Samuel García no se limita a sus decisiones administrativas. Lo que más molesta a los empresarios es la manera en que prioriza la exposición mediática por encima de los resultados reales.
El gobernador ha convertido sus redes sociales en el escenario principal de su gestión. Los anuncios millonarios y las cifras espectaculares se lanzan para generar titulares y alimentar la narrativa del “gobernador moderno”. Sin embargo, cuando esos anuncios no se reflejan en proyectos concretos, la consecuencia es desconfianza.
El show político puede servir para ganar seguidores, pero no para sostener economías. En un mundo globalizado donde la competencia por el capital es feroz, un solo error de confianza puede costar décadas de progreso.
Consecuencias Para Los Ciudadanos
El ciudadano común también paga el precio de esta crisis. Cada inversión perdida significa menos empleos, menos innovación y menos derrama económica. Además, el retiro de capital limita la capacidad del estado para invertir en infraestructura, seguridad y servicios públicos.
Lo que ocurre con la Secretaría de Medio Ambiente no es un asunto aislado entre el gobierno y las empresas: es un problema que afecta directamente la calidad de vida en Nuevo León. Si los inversionistas se van, se reduce la oferta laboral, caen los salarios y la competitividad de la región se desploma.
El Futuro En Riesgo Para Nuevo León
El mayor riesgo es que esta tendencia se vuelva irreversible. Una vez que un estado pierde la confianza de los inversionistas, recuperarla puede tardar años o incluso décadas.
Hoy, los empresarios advierten que si no hay un cambio profundo en la manera de gobernar, Nuevo León quedará relegado frente a estados vecinos que ofrecen estabilidad y certeza. Lo que antes era orgullo industrial ahora se perfila como un escenario de crisis y oportunidades desperdiciadas.
El reto es enorme: recuperar la credibilidad, poner fin a las prácticas de presión disfrazadas de ambientalismo y ofrecer un entorno donde el capital vea futuro y no amenazas. Mientras eso no ocurra, la huida de inversiones seguirá y el estado seguirá perdiendo terreno.
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