El gobierno estatal volvió a generar polémica al responsabilizar a los colegios privados del caos vial que afecta diariamente al Área Metropolitana de Monterrey. Según las autoridades, este sector, que representa apenas un 22% del total de planteles educativos, sería el principal causante de la saturación en las principales avenidas. Sin embargo, para muchos especialistas y ciudadanos, estas declaraciones muestran más un intento de deslindarse que una estrategia seria de movilidad.

Colegios privados señalados como responsables
De acuerdo con la Secretaría de Educación estatal, en la zona metropolitana existen alrededor de seis mil escuelas públicas y poco más de mil 300 colegios privados. El secretario Juan Paura sostuvo que son precisamente estos últimos los que generan la mayor carga vehicular en sectores como la Carretera Nacional, la zona de Cumbres, áreas de Guadalupe y varios puntos de Monterrey.
Según las cifras oficiales, el 92% de los traslados a planteles educativos se hace con un solo alumno por vehículo, lo que incrementa la saturación de las calles en horarios de entrada y salida escolar. Bajo esta lógica, los colegios privados serían los principales focos de congestión debido a su ubicación en zonas residenciales de alta densidad y a la preferencia de las familias por el transporte particular.
Sin embargo, esta explicación ha sido criticada por simplista. Especialistas en movilidad señalan que culpar a las familias no resuelve la raíz del problema, que está vinculada a la ausencia de transporte público seguro y eficiente.
Gobierno evade la discusión de fondo
La polémica surgió porque el señalamiento hacia los colegios privados fue visto como una forma de que el gobierno se lave las manos frente a la crisis de movilidad. En lugar de proponer soluciones integrales, las autoridades optaron por responsabilizar a las familias que diariamente enfrentan la precariedad del transporte público.
Actualmente, en Nuevo León, gran parte de los camiones urbanos circulan en malas condiciones. Además, la cobertura es insuficiente y los tiempos de traslado resultan excesivos. Frente a esa realidad, muchas familias no tienen otra alternativa que utilizar el automóvil para garantizar la seguridad y puntualidad de sus hijos.
El propio alcalde de Escobedo, Andrés Mijes, reconoció que en su municipio los planteles privados atienden a 25 mil alumnos de un universo de 100 mil estudiantes. Y aunque aceptó que estas instituciones generan un flujo importante de vehículos, también subrayó que la falta de opciones de transporte público obliga a los padres a depender del automóvil.
La discusión, por tanto, va más allá de los colegios privados: toca de frente la ausencia de políticas efectivas en movilidad, transporte escolar colectivo y planeación urbana.
Falta de soluciones reales a la movilidad
Mientras la atención mediática se concentra en los colegios privados, la ciudadanía exige un debate más serio. El transporte público de Nuevo León ha sido calificado como inseguro, caro y deficiente. Además, las rutas escolares organizadas por el gobierno han mostrado poco alcance y falta de coordinación.
Los especialistas en movilidad plantean que la solución pasa por fortalecer el transporte colectivo, diseñar programas de transporte escolar masivo y mejorar la infraestructura vial para hacer más seguros los traslados peatonales y en bicicleta. Sin embargo, estas propuestas no han sido priorizadas por el gobierno estatal.
La estrategia oficial, centrada en culpar a los colegios privados, desvía la atención del tema estructural: el estado no ha garantizado un transporte digno y moderno que reduzca la dependencia del automóvil particular.
Colegios privados como reflejo de un problema mayor
El señalamiento hacia los colegios privados es también un reflejo del desigual acceso a la educación y la movilidad. Muchos planteles se concentran en sectores de clase media y alta, donde la infraestructura urbana ya es insuficiente para la cantidad de vehículos. Esto provoca embotellamientos que afectan tanto a quienes llevan a sus hijos a estos colegios como al resto de la población que utiliza las mismas vías.
Sin embargo, culpar únicamente a los padres de familia invisibiliza un hecho clave: la movilidad en Nuevo León está en crisis desde hace años y no se ha logrado articular una estrategia metropolitana coordinada entre municipios y estado.
Los alcaldes, como el de Escobedo, reconocen que las cifras son preocupantes. Pero también piden que se hable de soluciones de largo plazo y no de culpables inmediatos. La saturación vehicular no es producto exclusivo de los colegios privados, sino de una planeación urbana deficiente y de la falta de alternativas de transporte confiables.
En este sentido, los expertos insisten en que el gobierno debería impulsar incentivos para el transporte escolar colectivo, implementar carriles exclusivos y fomentar esquemas de movilidad compartida. Sin embargo, hasta ahora, los anuncios oficiales se han limitado a visitas a planteles y declaraciones de prensa.
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