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Samuel García Celebra Rosca Mientras Nuevo León Protesta: Baja Popularidad de Góber5 min read

El contraste entre el gobernador y la población ha sido evidente.
Nuevo León - Justicia Regia

El Día de Reyes, tradicionalmente un día de celebración y convivencia familiar, se convirtió en un escenario de contraste el pasado 6 de enero, cuando el gobernador de Nuevo León, Samuel García, celebró la partida de la Macro Rosca 2025 mientras miles de ciudadanos se manifestaban en las calles de Monterrey. Las protestas, que bloqueaban importantes avenidas como Morones Prieto, fueron una clara reacción al reciente aumento en las tarifas del transporte público, que se elevó a 17 pesos. Este incremento, que ha generado gran descontento entre los ciudadanos, opacó la celebración oficial y puso de relieve la creciente frustración de los regiomontanos hacia las políticas de transporte implementadas por el gobierno estatal.

El evento festivo, donde el gobernador partió la rosca de Reyes acompañado de funcionarios y algunos ciudadanos, estuvo marcado por una inesperada confrontación. Durante el desarrollo de las festividades, los manifestantes, indignados por el aumento del transporte, bloquearon varias calles importantes de Monterrey y exigieron que el gobernador Samuel García detuviera la implementación del tarifazo. En medio de esta tensa situación, el gobernador dirigió una pregunta a los manifestantes que causó aún más controversia: “¿Tienen hambre?“, una respuesta que muchos interpretaron como una falta de empatía frente al malestar social generado por las medidas del gobierno.

Protestas interrumpen la festividad

El 6 de enero, un día dedicado al festejo familiar por la llegada de los Reyes Magos, fue también un día en el que las políticas de movilidad del gobierno estatal fueron puestas a prueba. En la Macroplaza, punto central de la celebración de la Macro Rosca, grupos de ciudadanos inconformes con el tarifazo interrumpieron las festividades para expresar su rechazo. Los manifestantes, entre los que se encontraban trabajadores y usuarios frecuentes del transporte público, bloquearon avenidas principales y exigieron que se revirtiera la subida en el precio del pasaje.

El aumento de la tarifa, que pasó de 5.50 pesos a 17 pesos, representa un incremento significativo que afecta principalmente a los sectores más vulnerables de la población, quienes dependen del transporte público para sus actividades diarias. A medida que las protestas avanzaban, los manifestantes exigieron una reconsideración inmediata por parte del gobernador, mientras que los conductores y transeúntes se veían atrapados en el caos vial generado por los bloqueos.

El contraste entre la fiesta oficial organizada por el gobierno y las protestas ciudadanas no pasó desapercibido. Mientras García partía la rosca como un acto simbólico de unidad, los ciudadanos luchaban por visibilizar un problema que afecta directamente su bolsillo y calidad de vida. Esta disonancia entre la celebración pública y las tensiones sociales fue ampliamente criticada en las redes sociales, donde varios usuarios cuestionaron la desconexión de las autoridades con las necesidades reales de la población.

La pregunta del gobernador genera controversia

La pregunta del gobernador “¿Tienen hambre?”, dirigida a los manifestantes durante el evento, fue vista por muchos como una muestra de insensibilidad hacia las quejas de la ciudadanía. En lugar de dirigirse directamente al reclamo social sobre el alza de tarifas, García continuó con su celebración, lo que generó una fuerte reacción de los protestantes y de la opinión pública.

Para muchos, el comentario reflejó la desconexión de las autoridades con las preocupaciones diarias de los ciudadanos. Mientras los manifestantes luchaban por mejorar la accesibilidad al transporte público, el gobernador se mantenía centrado en un evento festivo, lo que provocó que la protesta ganara más relevancia en los medios y redes sociales. La falta de una respuesta directa o de un intento de diálogo por parte del gobernador amplificó la tensión, y muchos consideraron que se trataba de una clara falta de empatía ante una problemática que afecta a miles de regiomontanos.

Este incidente subraya una creciente brecha de comunicación entre el gobierno y la población, especialmente en lo que respecta a temas económicos y de movilidad urbana. Mientras que el gobierno presenta soluciones a través de proyectos como el aumento en las tarifas del transporte, los ciudadanos sienten que las decisiones no están alineadas con sus necesidades reales y cotidianas. Esto, a su vez, provoca una falta de confianza en las políticas implementadas, reflejada en el creciente descontento social.

Las protestas, aunque de carácter pacífico, subrayan el malestar que ha ido creciendo en Monterrey debido a la percepción de que el gobierno no está tomando en cuenta los intereses de las clases trabajadoras y más vulnerables. La política de transporte en Nuevo León, que incluye el aumento en las tarifas y la falta de mejoras sustanciales en el servicio, ha sido un tema constante de crítica por parte de los usuarios del sistema de transporte público. Esta protesta en el Día de Reyes fue solo el último episodio en una serie de reclamos que reflejan una creciente frustración con las decisiones tomadas por las autoridades.

Es importante destacar que, en medio de la festividad, los ciudadanos lograron hacer eco de sus demandas a través de la protesta, logrando que su mensaje llegara a más personas y generara una discusión pública sobre la necesidad de una reforma al sistema de transporte. La forma en que el gobierno respondió a estas protestas será clave para determinar la confianza de los ciudadanos en futuras políticas públicas y en la disposición del gobierno a escuchar las necesidades del pueblo.

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