Tras la tormenta ‘Alberto’, La Huasteca se convirtió en un paraíso herido. A 12 meses del desastre, no hay reconstrucción, ni planes, ni voluntad política. Mientras las autoridades guardan silencio, la naturaleza resiste… y los turistas llegan a riesgo propio.
Carretera Desaparecida, Montañas Intactas
El 19 de junio de 2024, la tormenta tropical ‘Alberto’ arrasó con el parque ecológico La Huasteca. El río creció de forma violenta y lo destruyó todo a su paso: se llevó la carretera, modificó el cauce, alcanzó viviendas y dejó incomunicadas a comunidades enteras.
Hoy, recorrer los 17 kilómetros hasta la presa Rompepicos es una odisea. La carretera ya no existe: hay tramos de lodo, piedras y terracería improvisada. La imagen de un lugar turístico fue reemplazada por escenas de abandono.
Dos vehículos siguen semienterrados en el kilómetro 6, atrapados por el lodo desde aquel día. Nadie los retiró. Nadie los reclamó. Solo ahí quedaron, como testigos mudos de una tragedia ignorada.
Visitantes Entran A Ciegas En Territorio Abandonado
Pese a todo, La Huasteca no está sola. Decenas de personas siguen visitándola cada semana. La belleza natural sigue atrayendo a familias y aventureros que, sin importar el deterioro, cruzan la entrada y se topan con el caos.
“No lo había visto cómo quedó, pero está mejor, hasta una alberca natural encontramos”, dice Mauricio Álvarez, mientras recuerda que hace dos años el lugar parecía otro.
Hoy, hay tramos donde la tierra ha cubierto el asfalto, zonas sin señalización y peligros latentes a cada paso. Pero los visitantes siguen entrando. “¿Ya no lo van a arreglar?”, pregunta otro turista con tono resignado.
Comunidades A La Deriva, Gobierno Ausente
Las comunidades vecinas no solo sufrieron por la lluvia, sino por el abandono. La tormenta destrozó caminos y dejó incomunicados a cientos de habitantes. Y como nadie vino a ayudar, fueron los mismos pobladores quienes abrieron paso con sus propias manos.
Tuvieron que crear sus propios accesos. Improvisaron rutas entre piedras, ramas y lodo. Lo que no hizo el gobierno, lo hizo la gente. Porque el olvido institucional fue total.
Ximena Álvarez, quien solía visitar el parque, reconoce el cambio: “Sí hubo cachos donde el agua se llevó todo. Pero qué bueno es volver a ver agua en La Huasteca”.
Sin embargo, ese “volver a ver agua” contrasta con lo que no se ve: no hay obras, ni maquinaria, ni trabajadores. Nada.
Ni Un Solo Metro Reconstruido
En un año, ni el estado ni la federación han presentado un plan de rehabilitación. Ni siquiera han dicho si planean hacer algo. Todo lo que prometieron para el Mundial 2026 parece haberse esfumado junto con la tormenta.
El camino está igual o peor que hace 12 meses. El acceso a la zona es incierto, el riesgo de accidentes es alto y no hay ninguna señal de que algo cambiará pronto.
Una estructura metálica permanece flotando, suspendida en la nada. Las ruinas están ahí, a la vista de todos, pero nadie actúa. La naturaleza hizo su parte: se recuperó, volvió el agua, reverdeció el paisaje. El gobierno no ha hecho nada.
La Huasteca sobrevive… a pesar de quienes deberían cuidarla.
Array