El Gobernador de Nuevo León, Samuel García, volvió a captar la atención pública luego de anunciar supuestos acuerdos con Petróleos Mexicanos (Pemex) para mejorar la calidad del aire en el estado. A través de sus redes sociales, García afirmó haber logrado compromisos con la paraestatal para reducir las emisiones contaminantes de la Refinería de Cadereyta, modernizar tecnologías y producir gasolinas menos dañinas para el ambiente.
La reunión se llevó a cabo en la Ciudad de México con el director de Pemex, Víctor Rodríguez, y fue presentada por el gobernador como un gran avance para la entidad. Sin embargo, la realidad es otra: estos acuerdos no son más que promesas recicladas que ya habían sido mencionadas en años anteriores, sin resultados visibles hasta ahora.
Desde hace al menos siete años, gobiernos estatales y federales han hablado de reducir las emisiones de la refinería y de la introducción de combustibles más limpios. Aunque en papel suena alentador, hasta el momento los anuncios se han quedado en intenciones y no en hechos concretos.
Tras una nueva reunión para hacer gestiones en Pemex, el Gobernador Samuel García recicla promesas ambientales. https://t.co/DP2VnVrvhy
— EL NORTE (@elnorte) July 9, 2025
Anuncios sin bases ni resultados
Entre los compromisos presumidos por Samuel García destaca la instalación de filtros y sistemas de desulfuración en Cadereyta. Este mismo proyecto fue anunciado por el Gobierno federal en 2020, cuando se prometió una inversión de 4 mil millones de pesos para implementar mejoras ambientales en la refinería.
Tres años más tarde, en 2023, Pemex y el gobierno estatal mencionaron nuevamente un programa con un presupuesto de 1,500 millones de pesos para adquirir tecnología que ayudaría a mitigar las emisiones. Pese a las constantes promesas, la contaminación sigue siendo una de las principales preocupaciones en el área metropolitana de Monterrey, donde los ciudadanos enfrentan problemas respiratorios y mala calidad del aire casi de forma crónica.
Otro de los puntos destacados por el gobernador es la petición de gasolinas menos contaminantes para la región. Este tema no es nuevo: ya en 2017, el entonces gobierno estatal comenzó gestiones para conseguir combustibles más limpios que redujeran los niveles de partículas dañinas. Sin embargo, los cambios nunca se concretaron y la población sigue consumiendo gasolinas con altos niveles de azufre y compuestos nocivos.
Estrategia política disfrazada de compromiso ambiental
Lejos de verse como un avance, el reciente anuncio de Samuel García fue recibido con fuerte escepticismo por parte de la ciudadanía y organizaciones civiles. Muchos consideran que el gobernador utiliza el discurso ambiental como una táctica mediática para mejorar su imagen y desviar la atención de otros problemas críticos en el estado, como la inseguridad y el caos vial.
La falta de fechas específicas, de presupuestos detallados y de mecanismos de verificación alimenta la percepción de que se trata de una estrategia política antes que de un verdadero plan de acción. Para la población, estos anuncios suenan a más de lo mismo: promesas sin sustento que se repiten sexenio tras sexenio.
Activistas ambientales y colectivos ciudadanos han criticado duramente la postura del gobernador. Aseguran que la situación requiere medidas urgentes y contundentes, no solo discursos atractivos. Mientras tanto, Monterrey y su zona metropolitana siguen figurando entre las ciudades con peor calidad del aire en México.
El mitómano @samuel_garcias se fue de fiesta con Maynez a Valle de Bravo, y de regreso hace parada en PEMEX para acordar lo mismo que prometió con AMLO y no cumplieron:
— Andrés Clariond R (@Anclaran) July 9, 2025
Acabar con las emisiones tóxicas de la refinería en Cadereyta
El nuevo fosfo León es puro verbo… pic.twitter.com/R99PkLesMG
¿Hasta cuándo seguirán las promesas de Samuel García?
La constante exposición a contaminantes provenientes de Cadereyta y de otros focos industriales impacta directamente en la salud pública, provocando enfermedades respiratorias, alergias crónicas y aumentando el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Aun así, las autoridades parecen más interesadas en publicar fotografías y lanzar comunicados que en tomar medidas reales.
El reto que enfrenta Nuevo León no es menor: requiere inversiones millonarias, voluntad política y un compromiso firme con la ciudadanía. Anunciar acuerdos sin explicar cómo se llevarán a cabo ni cuándo se cumplirán solo agrava la desconfianza y refuerza la idea de que se trata de un simple montaje.
La población exige transparencia, planes concretos y resultados medibles. Los ciudadanos ya no se conforman con promesas vagas ni con discursos emotivos. El desgaste social y ambiental es evidente y urge que las autoridades asuman su responsabilidad de forma inmediata.
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