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Nuevo León Samuel García
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2024, el Año Más Violento del Sexenio de Samuel García5 min read

2024 se pronostica como el año más violento en el sexenio de Samuel García.
Samuel García - Justicia Regia

El 2024 se perfila como el año más violento de la administración del Gobernador Samuel García, superando incluso los registros más altos de homicidios de años anteriores, y acercándose a los niveles de violencia observados durante los peores momentos de la narcoguerra en el Estado.

Aunque aún faltan dos meses para concluir el año, las cifras actuales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) indican que Nuevo León podría terminar 2024 con un número de asesinatos que eclipsará los registros históricos, incluso los de 2012, un año marcado por la violencia desbordada.

Según los reportes oficiales, hasta el 3 de noviembre de 2024, se habían registrado un total de 1,439 homicidios dolosos, sin contar los crímenes ocurridos después de esa fecha. Este total ya supera el número de asesinatos registrados en 2022, que hasta ahora era el año más violento del sexenio de García, con 1,430 homicidios. Además, el 2024 ya rebasó los 1,411 homicidios ocurridos en 2023, lo que pone en evidencia la creciente violencia que afecta al estado.

Aumento de homicidios en 2024

La violencia homicida en Nuevo León durante este 2024 ha tenido una tendencia preocupante, con picos elevados en diversos momentos del año. En particular, el mes de mayo representó uno de los puntos más críticos, cuando el Estado registró 178 homicidios. Este aumento alarmante en los primeros meses del año elevó las expectativas de que el total de muertes violentas podría superar los niveles del pasado. Aunque en los meses subsecuentes se observó una ligera disminución en los crímenes, las cifras siguen siendo extremadamente altas.

Durante los siguientes meses, los registros de homicidios se mantuvieron en niveles elevados, con 175 asesinatos en junio, 161 en julio, 165 en agosto, 153 en septiembre y 128 en octubre. Aunque estas cifras muestran una leve reducción en comparación con los picos de mayo, los números siguen siendo alarmantes, lo que refleja una crisis de violencia persistente en el Estado.

Los datos proporcionados por el SESNSP aún requieren corroboración por parte de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León, que realiza investigaciones adicionales para verificar los informes de homicidios. Sin embargo, estos números preliminares ya ofrecen una perspectiva sombría de la situación en el Estado y anticipan que 2024 podría convertirse en uno de los años más mortales en la historia reciente de Nuevo León.

¿2024 superará los niveles de 2012?

El 2012 es un año clave cuando se habla de la violencia en Nuevo León, ya que fue uno de los picos más altos en la historia reciente de homicidios dolosos en el Estado. Ese año se registraron 1,459 asesinatos, lo que lo convierte en uno de los años más violentos de la década pasada. En ese entonces, el Estado experimentaba las consecuencias de la narcoguerra desatada durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón, que dejó a Monterrey y otras ciudades de Nuevo León sumidas en un clima de violencia inusitada.

Aunque la violencia en 2024 aún no ha alcanzado los niveles de 2011, cuando se cometieron 2,003 homicidios, el Estado se encuentra en un camino peligroso que podría superar los registros de 2012, si las tendencias actuales continúan. El Gobernador Samuel García, quien asumió el cargo en 2021, se comprometió a reducir la violencia en el Estado, pero hasta el momento los esfuerzos no han logrado frenar el aumento de los homicidios.

¿Qué está ocurriendo en Nuevo León?

La pregunta que muchos ciudadanos y expertos en seguridad se hacen es: ¿por qué este aumento tan significativo en la violencia? Aunque existen múltiples factores que explican el fenómeno, la creciente presencia de grupos criminales y el narcotráfico en la región son las principales causas identificadas por las autoridades. Durante los últimos años, Nuevo León ha sido testigo de una disputa entre diferentes cárteles de la droga, lo que ha desencadenado enfrentamientos violentos entre estas organizaciones y con las fuerzas de seguridad.

Además, la crisis económica, la falta de oportunidades para los jóvenes y el debilitamiento de las instituciones de seguridad en algunas zonas del estado también contribuyen a que la violencia se mantenga en niveles tan altos. Los crímenes en muchas ocasiones no solo están relacionados con el narcotráfico, sino también con el robo de vehículos, secuestros y otros delitos que se desatan en contextos de impunidad y falta de control.

El compromiso del Gobernador Samuel García

Frente a esta situación, el Gobernador Samuel García intentó implementar estrategias para reducir los índices de violencia. El pasado 21 de octubre, García afirmó que su Gobierno trabajaría para reducir los homicidios en un rango de 30 a 40 por ciento para finales de ese mes. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, las cifras continúan siendo preocupantes. Algunos analistas sostienen que las políticas implementadas hasta ahora no han sido suficientes para frenar la violencia de manera efectiva, y que las autoridades deben implementar un enfoque más integral y contundente.

Además, el Gobernador enfatizó la importancia de la cooperación entre los niveles de gobierno, tanto locales como federales, para enfrentar el crimen organizado y mejorar la seguridad en el estado. Aunque se han desplegado más elementos de la Guardia Nacional y la policía estatal en algunas zonas conflictivas, la violencia sigue siendo un problema persistente.

El futuro de la seguridad en Nuevo León

A medida que se acercan los últimos meses de 2024, continúa la incertidumbre sobre el futuro de la seguridad en el Estado, no solo por los homicidios, sino también por la calidad de vida en general. La falta de seguridad afecta a todos los niveles de la sociedad: desde los trabajadores, hasta los empresarios y los turistas que visitan la ciudad.

Los esfuerzos del Gobierno estatal en cuanto a la seguridad aún están en proceso de implementación, pero la población parece cada vez más escéptica sobre si estas medidas tendrán un impacto real en la reducción de la violencia. Es evidente que la situación no mejorará de la noche a la mañana, y que se necesitará un cambio estructural para reducir la violencia en el estado de manera efectiva.

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