El salario promedio en Nuevo León se convirtió en tema de debate luego de que el gobernador Samuel García afirmara que una familia en la entidad percibe 40 mil pesos mensuales. La declaración, hecha en un contexto oficial y con la intención de destacar las supuestas condiciones económicas favorables del estado, provocó una ola de críticas y cuestionamientos entre la población, que asegura que esa cifra no representa la realidad de la mayoría.
Para muchos ciudadanos, la afirmación refleja una desconexión entre el discurso oficial y las condiciones reales de vida. La indignación creció al recordar que, en otra ocasión, el mandatario se refirió a un ingreso de 50 mil pesos mensuales como un “sueldito”, comentario que ya había generado polémica. Las reacciones apuntan a que, para gran parte de la población, alcanzar los 40 mil pesos mensuales como núcleo familiar está lejos de ser una realidad, pues muchos perciben apenas el salario mínimo o ingresos apenas por encima de este.
Críticas por cifras de Samuel García alejadas de la realidad
La controversia sobre el salario promedio se intensificó en redes sociales, donde ciudadanos y analistas coincidieron en que la cifra de 40 mil pesos al mes no es representativa de la economía familiar en la entidad. Según datos oficiales del INEGI y del Observatorio de Salarios, el ingreso promedio de un trabajador en Nuevo León ronda entre los 9 mil y 12 mil pesos mensuales, por lo que incluso en familias con dos ingresos formales la suma estaría lejos de alcanzar los 40 mil pesos señalados por el gobernador.
La percepción de desconexión entre la clase política y la población no es nueva. La frase sobre el “sueldito” de 50 mil pesos, pronunciada en el pasado, sigue siendo recordada como un ejemplo de cómo ciertos funcionarios parecen hablar desde un punto de vista privilegiado. En este contexto, el comentario reciente sobre el salario promedio ha sido interpretado por muchos como una nueva muestra de desconocimiento sobre la situación real de las familias.
Desigualdad y condiciones económicas
El debate sobre el salario promedio no puede separarse de la discusión sobre la desigualdad económica en Nuevo León. Si bien el estado figura entre las entidades con mayor Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, los beneficios de esa actividad económica no se distribuyen de manera equitativa. En zonas metropolitanas como Monterrey, San Pedro Garza García y San Nicolás, los ingresos pueden ser más altos debido a la concentración de industrias, empresas multinacionales y puestos ejecutivos; sin embargo, en municipios periféricos y rurales, los salarios son significativamente más bajos y las oportunidades laborales más limitadas.
La declaración del gobernador omite, según señalan expertos, factores como el alto costo de vida en el área metropolitana, el encarecimiento de la vivienda y el transporte, así como la precariedad laboral que persiste en sectores como el comercio informal y el trabajo doméstico. En la práctica, una gran parte de la población destina la mayor parte de sus ingresos a cubrir necesidades básicas, sin posibilidad de ahorro o inversión, lo que contradice la imagen de estabilidad económica que el mandatario intenta proyectar.
¿De qué familias habla? La afirmación de Samuel sobre que en Nuevo León una familia percibe 40 mil pesos mensuales ha provocado críticas. Muchos señalan que la mayoría gana el salario mínimo y recuerdan cuando declaró que un “sueldito” era de 50 mil pesos.
— Justicia Regia (@Justicia_Regia) August 15, 2025
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Reacciones de especialistas y sociedad civil
Economistas consultados advierten que el manejo de cifras como el salario promedio requiere matices. Las medias estadísticas, explican, suelen verse afectadas por ingresos muy altos que elevan el promedio, aun cuando la mayoría esté por debajo de esa cifra. Por eso, un dato más representativo del bienestar económico suele ser el ingreso mediano, que ubica a la mitad de la población por encima y a la otra mitad por debajo de una cantidad determinada.
Organizaciones civiles han señalado que declaraciones como la del gobernador pueden distorsionar la percepción pública y reducir la urgencia de atender problemas estructurales como el déficit de empleo formal, la brecha salarial de género y la falta de acceso a prestaciones sociales. Además, consideran que discursos centrados únicamente en cifras positivas invisibilizan a quienes viven en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, lo que dificulta la creación de políticas públicas realmente inclusivas.
En redes sociales, la reacción ciudadana ha sido clara: múltiples comentarios ironizan sobre “el Nuevo León de Samuel”, un lugar descrito en el discurso oficial como sólido en trabajo, seguridad y economía, pero que, según la experiencia diaria de muchos, enfrenta retos significativos en todos esos ámbitos. Para algunos, el problema no es solo la cifra del salario promedio, sino la insistencia en presentar un panorama idealizado mientras persisten problemas de inseguridad, movilidad y acceso a servicios.
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