El inicio del ciclo escolar en Nuevo León ha puesto en evidencia una preocupante realidad: muchas escuelas se encuentran en condiciones deplorables, lo que ha complicado significativamente el regreso a clases de miles de estudiantes. La falta de mantenimiento y la desidia en la gestión educativa han dejado a numerosos planteles en un estado que pone en riesgo la seguridad y el bienestar de los niños. Este problema no es nuevo, pero su agravamiento durante la pandemia y la posterior reactivación de las clases presenciales ha encendido las alarmas entre padres de familia, maestros y la comunidad en general.
Problemas Estructurales Afectan Escuelas en Nuevo León
Uno de los casos más alarmantes es el de la Primaria Felipe Ángeles, ubicada en la colonia Topo Chico, en Monterrey. Esta escuela, que debería ser un lugar seguro y adecuado para el desarrollo académico de los niños, se encuentra en un estado deplorable. La acumulación de basura en las banquetas que rodean el plantel es solo una parte del problema. Lo más grave es que la escuela no tiene suministro de energía eléctrica desde el año pasado, lo que ha dificultado enormemente la realización de actividades escolares básicas.
Los padres de familia han expresado su indignación y preocupación ante esta situación. Para ellos, es inaceptable que sus hijos tengan que asistir a una escuela que no solo está en mal estado, sino que además carece de los servicios más básicos. La falta de electricidad no solo impide el uso de recursos educativos esenciales, como computadoras y proyectores, sino que también representa un riesgo para la seguridad de los niños. Sin luz, los salones se vuelven espacios oscuros y poco ventilados, condiciones que no son aptas para el aprendizaje.
A pesar de las repetidas solicitudes de los padres de familia para que se solucione este problema, la respuesta de las autoridades ha sido insuficiente. El gobierno estatal ha sido criticado por no dar prioridad a la reparación de la infraestructura escolar, a pesar de haber tenido meses de vacaciones para abordar estos problemas. La comunidad educativa se siente desatendida y exige soluciones inmediatas.
La Deficiente Gestión de Samuel García
La Primaria Carlos Orozco Romero, situada en el municipio de García, es otro ejemplo de la negligencia en la gestión educativa en Nuevo León. Este plantel ha estado cerrado desde mayo debido a graves daños en su infraestructura. A más de tres meses de detectarse los problemas, la escuela sigue sin recibir las reparaciones necesarias, obligando a los estudiantes a tomar clases en línea.
La falta de acción por parte de la administración de Samuel García ha sido duramente criticada. A pesar de contar con el tiempo suficiente para realizar las reparaciones durante las vacaciones, el gobierno estatal no ha mostrado la diligencia necesaria para garantizar que los niños puedan regresar a clases de manera segura. La lentitud en la respuesta y la aparente indiferencia ante la situación demuestran una preocupante ineficiencia en la gestión de las cuestiones vitales, como la educación.
Los padres de familia de la Primaria Carlos Orozco Romero han manifestado su frustración y enojo ante la falta de soluciones. Consideran inaceptable que, en pleno inicio del ciclo escolar, sus hijos aún no puedan regresar a la escuela debido a la negligencia en la reparación de los daños. La comunidad exige que se prioricen las necesidades educativas y que se realicen las intervenciones necesarias para asegurar que los estudiantes puedan retomar sus clases presenciales lo antes posible.
La Urgente Necesidad de Intervención
El deterioro de las instalaciones escolares en Nuevo León no es un problema aislado. En toda la entidad, los padres de familia y los estudiantes han enfrentado dificultades similares. Las quejas por la falta de mantenimiento, la presencia de plagas, la acumulación de basura y la carencia de servicios básicos son recurrentes. Estas condiciones no solo dificultan el proceso de enseñanza y aprendizaje, sino que también ponen en riesgo la salud y la seguridad de los estudiantes.
La situación actual destaca la urgente necesidad de una intervención coordinada y efectiva por parte de las autoridades educativas y gubernamentales. Es imprescindible que se realicen evaluaciones exhaustivas de los planteles escolares para identificar las áreas más afectadas y priorizar las reparaciones. Asimismo, es crucial que se garantice la transparencia en el uso de los recursos destinados a la educación, asegurando que cada peso se invierta en mejorar las condiciones de las escuelas.
Los padres de familia, los maestros y la comunidad en general están demandando un cambio en la forma en que se gestionan las escuelas. No se trata solo de reparar edificios deteriorados, sino de garantizar que todos los estudiantes de Nuevo León tengan acceso a un entorno seguro, saludable y propicio para el aprendizaje. La educación es un derecho fundamental, y las condiciones en las que se imparte son un reflejo del compromiso de un gobierno con su población.
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