Movimiento Ciudadano (MC) anunció su decisión de impugnar los resultados de las elecciones en ocho municipios, entre ellos Monterrey y San Nicolás, debido a presuntas “irregularidades” detectadas durante la jornada electoral. Este movimiento, liderado por la Diputada local Sandra Pámanes, ha declarado que no aceptará la derrota de manera pasiva y que tomará acciones legales para cuestionar los resultados.
Monterrey: Un Descontento Inquebrantable
En el caso de Monterrey, donde perdieron frente al candidato priista Adrián de la Garza, MC planea solicitar un recuento minucioso de votos. Según Pámanes, se han documentado una serie de irregularidades graves, incluyendo casos de votantes que no figuraban en la lista nominal y errores en el conteo de algunos paquetes electorales.
Los números del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) muestran una brecha significativa entre De la Garza y la candidata emecista Mariana Rodríguez. Sin embargo, MC se niega a aceptar estos resultados sin cuestionamientos, evidenciando su firmeza en cuanto a la transparencia y legitimidad del proceso electoral.
San Nicolás: Una Derrota Difícil de Asimilar
En San Nicolás, el panorama no es muy diferente. Aunque el panista Daniel Carrillo se impuso con el 37.13% de los votos, seguido de cerca por Alejandra Morales, MC no está dispuesto a aceptar la derrota sin investigar posibles irregularidades. Con el 100% de las actas computadas, MC está preparado para impugnar los resultados si consideran que existen fundamentos legales sólidos para hacerlo.
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Además de los recursos legales en ocho municipios, MC también presentará impugnaciones en los Distritos locales 20 y 21. Esta decisión refleja la determinación del partido de no dar por perdida ninguna elección sin haber agotado todas las opciones legales disponibles. No descartan la posibilidad de que surjan más casos de presuntas irregularidades, lo que podría llevar a un aumento en el número de impugnaciones.
Movimiento Ciudadano se muestra como un actor político que no está dispuesto a aceptar la derrota sin cuestionar las circunstancias que rodean los resultados electorales.
